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martes, 5 de abril de 2011

LUGAR DONDE ESTA LA VERDADERA CRUZ DE CARAVACA

La Basílica de la Santísima y Vera Cruz se encuentra en Caravaca de la Cruz (Murcia), España.
Antiguo Santuario, en donde se venera la famosa Cruz de Caravaca, ya desde el siglo XIII tuvieron lugar las primeras peregrinaciones que continuarían a lo largo de los siglos. Se convirtió en Basílica Menor el 2 de febrero de 2008, según decreto del papa Benedicto XVI de 3 de diciembre de 2007.
Asimismo, desde 2003 y repitiéndose cada 7 años tiene el privilegio de celebrar perpetuamente un Año Jubilar, concedido por el papa Juan Pablo II en enero de 1998. Este Jubileo perpetuo sólo se da en otros cuatro lugares en el mundo: Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela y Santo Toribio de Liébana.

EL LIGNUM CRUCIS

Se conoce en la cristiandad como lignum crucis al “leño de la cruz” en el que murió Jesucristo; y, por ende, a todo fragmento proveniente de la Vera Cruz hallada por Santa Elena entre los años 325 a 327, en el Gólgota de Jerusalén. Se afirma que el descubrimiento sucedió un 3 de mayo y, por ello, la Iglesia Católica celebra y conmemora en ese día “LA INVENCIÓN DE LA CRUZ”.
 
La más antigua referencia documentada que se conserva del hallazgo se encuentra en la “Historia de la Iglesia” de Rufino escrita hacia el año 400, quien la toma de la “Historia eclesiástica” de Gelasio de Cesarea, quien –a su vez- la escribió unos años antes.
  
   Según esa cita, Elena, la madre del emperador Constantino (…), se fue de viaje (…) a Jerusalén y allí se informó entre sus habitantes acerca del lugar en el que el cuerpo de Jesús había sido clavado a la cruz. Este lugar era muy difícil de identificar porque los primeros perseguidores habían erigido allí una estatua a Venus, de modo que, cuando un cristiano quería venerar allí a Cristo, pareciera que rendía culto a Venus. Por esta razón, aquel lugar era poco frecuentado y casi había caído en el olvido. Mas (…) la pía mujer se dirigió al lugar que le había sido indicado por una señal celestial, hizo derribar cuanto había de vergonzoso y penoso y removió la construcción hasta lo profundo.
 
   Es de destacar que, en general, los cronistas de aquella época (y posteriores) solían revestir los acontecimientos con intervenciones divinas para darles más verosimilitud. Consideraban más importante para mostrar la veracidad de lo narrado la “señal celestial”, que el afirmar simplemente que Santa Elena fue informada del lugar de la crucifixión por los habitantes autóctonos. Si Dios intervenía, no había lugar a discutir sobre la certeza de los hechos.
  
   Esas “decoraciones” sobrenaturales tienen en esta caso su culminación con la llamada “leyenda áurea” de Santiago de la Vorágine, escrita en el siglo XIII. Según este dominico, Santa Elena, al llegar a Jerusalén, preguntó a los judíos sobre el paradero de la Cruz, pues le habían dicho que la tenían escondida. Al parecer fueron bastantes reticentes al principio (se dice que existía una profecía según la cual si la Vera Cruz era encontrada por los cristianos “desde ese momento el pueblo judío no reinaría más”) y Elena no se anduvo con protocolos y amenazó quemar a todos los judíos que tuviera a mano. Ante semejantes razones, le fue entregado un tal Judas que, según decían, sabía el lugar donde había sido escondida la Cruz. Una vez debidamente interrogado bajo tortura, le indicó el lugar y al estar sobre él, se difundió un perfume y un leve temblor del suelo. Ante el prodigio Judas"Lignum Crucis" del Monaterio de Santo Toribio de Liébana. Está considerado por la Iglesia como el fragmento de mayor tamaño de la Vera Cruz que se conserva. (Fotogtafía de Francisco J. Díez Martín). se convirtió, y se bautizó tomando el nombre de Ciríaco, y él mismo cavó hasta encontrar las tres cruces que estaban bajo aquel sitio y las exhibió a Santa Elena. Para determinar cuál de las tres era la de Jesús hizo detener un cortejo fúnebre que pasaba por allí y acercó al muerto a cada una de las cruces. “Ante la última, el muerto resucitó y se pudo comprobar así que ésta era la cruz verdadera”. Este Judas, renombrado Ciríaco tras su bautizo, habría sido después obispo de Jerusalén sucediendo a Macario, que era el que ostentaba el obispado en ese momento. Otra versión describe el milagro decisiorio para reconocer a la Cruz de Cristo, no como una resurrección, sino como la curación de una enferma.
 
   Los hechos debieron ser más sencillos y por supuesto más cercanos a los descritos por Gelasio de Cesarea y recogidos por Rufino (reproducidos en similares términos por otros autores como Alejandro de Chipre o Sócrates Escolástico) que los narrados por Santiago de la Vorágine.
 
   Conocer el sitio aproximado donde se anclaban los brazos verticales (los condenados sólo transportaban el patibulum o brazo horizontal) en el monte de la calavera de Jerusalén para los ajusticiamientos, no debía suponer más dificuRelcario con la parte del "titulus" que se conserva en la Basílica de la Santa Cruz de Romaltad. Lo que sí parece cierto es que Elena ordenó desmantelar un templo dedicado a Venus y escavar en su subsuelo. En él se encontraron las tres cruces, los clavos (al parecer, sólo dos) y el titulus (el letrero que todos conocemos por llevar las letras “INRI”). El dilema de más calado debió ser el de determinar cuál de las cruces era la de Cristo. Ambrosio de Milán y Juan Crisóstomo afirman que se encontró el titulus sobre la cruz del centro y eso fue concluyente.
 
   También es razonable que se considerara como tal la que estaba taladrada, dado que el enclavamiento de Cristo es una excepción en la ejecución de la condena a muerte mediante la crucifixión: de ahí que San Juan afirme que sólo Jesús fue clavado en la Cruz. Precisamente, en el lignum crucis que se conserva en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana se observa el agujero de unos de los clavos.
 
   Pero además, cabe también pensar que la Invención de la Cruz por Santa Elena fue verdaderamente una “invención” y que, como apunta Diego Marín Ruiz de Assín[1] el leño de la Cruz fuera venerado en Jerusalén desde los primeros tiempos, de tal modo que cuando aquélla mandó levantar la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén (constituida por tres partes diferenciadas: Martyrion, Tripórtico y Anástasis), fuese trasladado a ésta el Lignum Crucis para su adoración. Y cabe pensarlo así, pues resulta bastante elocuente el silencio de Eusebio de Cesarea, historiógrafo coetáneo a los hechos, quien si bien destaca el hallazgo (también por Santa Elena) del Santo Sepulcro, nada dice de la Santa Cruz. Silencio éste, por cierto, que sirvió de argumento base al protentastismo para declarar la falsedad del Lignum crucis.

        Sea como fuese, en el año 347, San Cirilo de Jerusalén, ya hace referencia expresa al madero de la Cruz; y, a partir de esa época, potenciada por el emperador y su madre, la Cruz se hace símbolo universal de la Iglesia, frente al crismón o al buen pastor anteriores.

        Santa Elena dividió -al menos- en dos trozos (igual hizo con el titulus) el madero de la Cruz, quedando inicialmente uno en Jerusalén y llevándose consigo el otro a la capital imperial. Y todo parece apuntar que en ese madero está el origen de la Vera Cruz de Caravaca.
 
 
Nota: El Lignum Crucis del Monasterio de Santo Toribio de Liébana (Calameño. Cantabria), está considerado por la Iglesia como el fragmento de mayor tamaño de los que se conservan de la Vera Cruz.
         Originariamente era sólo un trozo. En el siglo XVI fue dividido en dos partes para formar una Cruz que fue engastada en el relicario de plata sobredorada. Sus dimensiones aproximadas son: 63 cm. en su brazo vertical, 39 cm. en el horizontal y una anchura irregular entre 4 y 9 cm.
 
En la fotografía (de autor que desconozco, obtenida de la web "opennewsturismo") se aprecia su tamaño real al observarla en manos de un fraile franciscano

LEYENDA DE LA CRUZ DE CARAVACA

Momento de la Aparición de la Cruz a Chirinos.
Momento de la Aparición de la Cruz a Chirinos. Óleo anónimo de principios del siglo XIX (1810 ¿?).
Inspirado, sin duda, en una tabla renancentista de semejante escena, de las cuatro que se conservan en el Real Alcázar-Basílica
 de la Santísima Cruz de Caravaca relativas a la Aparición, atribuidas a Hernando de los Llanos (s. XVI).
 
  
   Nos dice la tradición local más popularizada que, desde finales de 1230 ó principios de 1231, se encontraba el rey almohade de Valencia y Murcia, Ceyt-Abu-Ceyt, en sus posesiones de Caravaca. Interrogó a los cristianos que tenía prisioneros para conocer los oficios que ejercían, con el fin de ocuparles en consonancia con sus habilidades. Se hallaba entre ellos el sacerdote Ginés Pérez Chirinos quien, en labores de misionero, había llegado desde Cuenca a tierras sarracenas para predicar el Evangelio. Éste contestó que su oficio era el de decir la misa, y el rey moro quiso conocer cómo era tal cosa. Se mandaron traer los correspondientes ornamentos desde Cuenca y el 3 de mayo de 1232, en la sala noble de la fortaleza, el sacerdote comenzó la liturgia. Mas, al poco de iniciarla, hubo de detenerse explicando que le era imposible continuar pues faltaba en el altar un elemento imprescindible: un crucifijo.
    
   En ese momento, por una ventana de la estancia, dos ángeles descendieron desde el cielo y depositaron delicadamente una cruz de doble brazo en el altar. El sacerdote pudo entonces continuar con la celebración de la misa y, ante tal maravilla, Abu-Ceyt (junto con los miembros presentes de su Corte) se convirtió al cristianismo. Después se comprobó que la cruz aparecida era el pectoral del obispo Roberto, primer Patriarca de Jerusalén, confeccionado con la madera de la Cruz donde murió Jesucristo.

CRUZ DE CARAVACA DEVOCION E HISTORIA

La Cruz de Caravaca es un lignum crucis, es decir una reliquia de la Cruz en donde murió Cristo. Tiene forma de cruz bizantina de doble travesaño y su presencia en Caravaca se constata ya a finales del siglo XIII. En su historia encontramos dos partes claramente diferenciadas: la primera abarcaría desde su llegada a Caravaca hasta su desaparición como consecuencia de un robo en 1934 y la segunda desde 1942, fecha en que desde Italia se envía un nuevo lignum crucis, fabricándose para su guarda un relicario a imagen y semejanza del sustraído, hasta la actualidad.
   Sobre sus orígenes existen las más variadas teorías, siendo la mas difundida la narración legendaria que refiere su milagrosa aparición y que ya era conocida a fines de la edad media. Otras más modernas pretenden asignarle una procedencia anterior, situándola en la época visigoda, o atribuyéndosela a las diversas órdenes militares que poseyeron el territorio caravaqueño en la época medieval e, incluso, a determinados personajes influyentes que visitaron o residieron en nuestra ciudad. De todas ellas la más probable es la que sitúa su venida en el periodo en que Caravaca era el centro de una bailía templaria y que fueran estos caballeros los que la hicieran llegar desde oriente hasta Caravaca.
   Desde su advenimiento a Caravaca, la reliquia fue revestida de cualidades milagrosas y protectoras, por lo que se convirtió en el referente espiritual de los habitantes de la zona, recurriendo a ella en toda clase de necesidades y generándose en torno a ella unos cultos especiales que han permanecido a lo largo del tiempo, y que todavía se realizan en la actualidad en sus festividades y celebraciones.
   A diferencia de otros lignum crucis, consistentes en simples fragmentos de madera de mayor o menor tamaño, el de Caravaca tenía forma de cruz con dos brazos cuyas medidas según Robles Corbalán, en su libro publicado en 1615, eran: 17'72 ctms. de largo y 1'70 ctms. de ancho, el brazo superior de una longitud de 6'30 ctms. y el inferior de 9'40 ctms., describiéndola así: “Tiene de largo la Santisima Cruz de diez partes de vna quarta de nuestra vara.....las ocho; los braços largos de abaxo quatro partes y media; y los de arriba tres partes, y de grueso poco mas de media parte; su color es como de canela clara, y la madera muy solida”. Martín de Cuenca, otro célebre historiador caravaqueño que ocupaba el oficio de capellán de la Vera Cruz cuando se produjo el cambio de relicario en 1711, momento en que tuvo ocasión de examinarla con todo detalle, añade que estaba compuesta por 5 trozos y que tenía además pequeñas manchas de sangre: “vimos esta divina Cruz fuera de ambos engastes, y compuesta de cinco pedazos con diversas gotas de sangre en ellos, que uno y otro lo miramos con toda distinción y claridad”. Estas manchas de sangre, supuestamente identificadas con la de Cristo, también fueron observadas y comentadas por el ministro general de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos Bernardino de Arezzo en la visita que realizó en 1692 a Caravaca y que conocemos gracias a la narración plasmada por Filipo de Firenze.
   A finales del siglo XIX, el historiador local Quintín Bas efectúa una descripción de la Cruz que resulta un tanto desconcertante ya que, si bien coincide básicamente en las medidas dadas por Robles Corbalán (17 ctms. de alto, 6'5 ctms de largo el brazo superior y 9'5 ctms. el inferior), difiere mucho en el resto “El sagrado Madero tiene a la superficie un color castaño; en los puntos desgastados por el contacto de cruces, se ve un color semejante al boj. La figura es idéntica a la del armazón o engaste; brazos y asta son superficies planas, con los airosos remates a los extremos. Consta de ocho piezas, y son dos crucecitas en los centros de asta y brazos: dos piezas forman los extremos del asta, y otras cuatro el remate de los brazos o traversas. Parece que, siendo en su origen este Santo Madero una sola pieza, fue luego dividida en esos ocho fragmentos, para garantir mejor la solidez y regularidad del engaste o chapeado que lo recubre.”.
   En cuanto a la forma, tradicionalmente se ha estimado que el propio lignum crucis tenía la terminación lobulada que aparece en todas las representaciones iconográficas de la reliquia que se realizan a partir del siglo XVI, las más antigua de las cuales las encontramos en el retablo de Hernando de Llanos de 1530 y los grabados incluidos en el libro de Robles Corbalán, sin embargo la impronta dejada en la arqueta donada por el maestre santiaguista Alonso Suárez de Figueroa, que sirvió de relicario durante muchos años, parece indicar que en su origen tenía las terminaciones rectas teniendo un aspecto similar al que aparece representado en la parte superior de esta pieza de orfebrería.
   La Vera Cruz de Caravaca recibió culto inicialmente en una capilla habilitada en una de las torres de la fortaleza, iniciándose en 1617 la construcción de un nuevo templo situado en el mismo lugar que ocupaba el anterior castillo, que fue inaugurado el 3 de mayo de 1703. Solamente en dos ocasiones su culto se ha efectuado en otros lugares, durante las obras mencionadas en que se trasladó a la ermita de Santa María situada también intramuros de la fortaleza y también en la guerra de independencia en que se llevó a la Parroquia de El Salvador.
 Grabado del siglo XVII  Aunque se conservaba, como ya se ha dicho, en el interior del castillo, cuyos propietarios fueron según las épocas las ordenes militares del Temple y Santiago o señores laicos, el concejo era el legítimo patrono de la reliquia y de su capilla y por tanto, el único que podía disponer sobre ella. Para ejercer mejor su control decidió que se custodiara dentro de un sagrario con tres llaves, una que estaría en posesión del alcaide del castillo, otra del vicario y otra del Ayuntamiento. Todo esto hacía que existiese un gran desorden en su conservación por lo que el Ayuntamiento dictó diversos mandamientos que concluirían con la redacción de una ordenanza regulando su exhibición pública que fue confirmada por el rey Felipe II en 1578.
   La más antigua de estas disposiciones concejiles conocida está fechada en 1551 y prohíbe que se muestre la reliquia a quién no tuviese autorización del Ayuntamiento: “Lo primero platicaron sus mercedes sobre que muchas personas forasteras pasando por esta villa procuran conel señor Vicario e que les muestre la santisima Vera Cruz desta villa e se a mostrado a muchas personas que se avia de mostrar e para quitar el ynconviniente que dello viene se ordeno e mando que de aquí adelante no se muestre la santa Vera Cruz a persona alguna sin que primero para ello se junten eneste ayuntamiento los dichos señores vicario e todo el concejo para platicar sobre hello si conviene mostrarse a la persona que lo pidiere e que de otra manera no se pueda mostrar como es dicho”. Tres años más tarde, el 10 de septiembre de 1554, en vista de su escaso cumplimiento se tuvo que repetir el mandamiento advirtiendo que se impondrían multas a los que lo contraviniesen. La nueva ordenanza reducía su exhibición a “sus festividades y ferias de mayo y septiembre o en caso de eminente e repentina tempestad de piedras, raios y otras semejantes”, haciendo una excepción con las personas ilustres que tuviesen la correspondiente autorización del Concejo.
   Ni la referida ordenanza ni los innumerables mandamientos dictados posteriormente consiguieron que se reservase de manera conveniente por lo que en 1637 ordenó la colocación de una llave más en el sagrario que se guardaría en el archivo del Ayuntamiento. Unos años más tarde, en 1644, se reducen los días de exhibición pública de la Vera Cruz únicamente a los viernes. Todas estas disposiciones constatan el interés generado por la reliquia y la cantidad de visitantes que acudían con la intención de verla y rendirle culto.
   El Concejo de Caravaca, como reconocido patrono de la reliquia, siempre defendió sus prerrogativas frente a cualquier intento de injerencia por parte de las autoridades eclesiásticas y civiles, lo que se manifiesta de forma evidente en su declaración de 1618: “Dixeron que esta villa es Patrona dela Santisima Vera Cruz della sin que ningun juez ni prelado de ninguna calidad preheminençia ni dignidad que sea tenga derecho alguno en razon de visita ni de otra cosa”. Para su control y administración creó una mayordomía que a comienzos del siglo XVII se coaligó con la cofradía de la Cruz que ya existía previamente, institución esta última cuyo fin único era “mantener y propagar el culto a la Sagrada Reliquia”, tal y como manifiestan en sus mas antiguos estatutos, en los que también reconocen que el “Ayuntamiento de Caravaca es Patrono del Santuario de la Santísima Cruz, del Castillo y del Templete”.
   El culto a la Cruz de Caravaca se extendió notablemente a partir del siglo XVI por diversas zonas de Europa e Hispanoamérica, generando una serie de publicaciones en las que se narraba su extraordinaria aparición y los milagros que obraba. En 1793 la Sagrada Congregación de Ritos del Vaticano confirmó el culto de latría que se le tributaba y que la equiparaba con el Santísimo Sacramento. En 1848 la reina Isabel II concedió el título de Santuario Célebre al de la Vera Cruz de Caravaca, impidiendo de esa manera que sus bienes y efectos fueran incautados y enajenados por el estado.
   La desaparición de la reliquia en el mencionado robo de 1934 lejos de hacer disminuir la fe dio paso a una época de esplendor iniciada con la llegada de un nuevo lignum crucis y caracterizada por un incremento constante del número de integrantes de la cofradía encargada de su culto, culminando todo ello el 9 de enero de 1998 con la concesión perpetua de la celebración de un año jubilar cada siete y más recientemente con la declaración de basílica menor del templo donde se guarda y venera la patrona de nuestra ciudad.

ESTADO DE CONSERVACION DE LA CRUZ

La primera referencia relativa al tema que nos ocupa la encontramos en 1526, con motivo de la visita practicada a la Encomienda de Caravaca por Francisco Maldonado y Pedro González, visitadores nombrados a tal efecto por la Orden de Santiago. Se trata de un testimonio parco, como todos los posteriores, en que se limitan a dejar constancia del estado de deterioro que presentaba la sagrada Reliquia: "Esta en partes quebrada de la antigüedad e atada con vnas cuerdas de seda" (Marín Ruiz de Assín, 2004 y 2007). De este testimonio podemos deducir dos cosas, la primera y más obvia que la Santa Cruz estaba partida en dos o más trozos; la segunda, como veremos, que no estaba engastada ni tenía ningún tipo de relicario que atajara la constante degradación. (Difícilmente podía estar engastada si para mantener unida la zona segregada se hacía preciso la utilización de unas cuerdas de seda).

   Este estado de deterioro, agravado por la utilización sistemática en ceremonias y rituales, debió ir a peor en los años siguientes, motivando, tal vez, nuevas fracturas en el árbol. Las partes más frágiles debían ser las extremidades, por tanto, como veremos a continuación, se tomarían medidas excepcionales, que podemos intuir, para asegurar y garantizar la unión de las que aún permanecían sujetas o fijadas al tronco. Así, en 1536, los visitadores de la orden nos dicen que la Cruz ya estaba "...engastada en oro, que la cubre toda por las espaldas, e descubre por la faz de fuera el palo ...", al tiempo que inciden de nuevo en el deterioro que presentaba la Reliquia: "..esta quebrado el palo por muchas partes por la antigüedad del tiempo." (Marín Ruiz de Assín, 2004 y 2007).

   Queda, por tanto, bastante claro que el primer engaste fue realizado entre 1526 y 1536. Tal vez antes de 1530, fecha en que, al parecer, Hernando de los LLanos hizo las tablas de su famoso retablo, en que se aprecian los característicos remates lobulados presentes en todas la representaciones iconográficas posteriores de la Vera Cruz (Fernández García, 2006). (Decimos antes de 1530 porque, conviniendo con Diego Marín, como queda dicho, pensamos que las terminaciones lobuladas sólo estaban presentes en el engaste y no en el madero). Su función, a nuestro parecer, no era otra que frenar el paulatino estado de deterioro que presentaba el Lignum Crucis, en ningún caso tuvo una finalidad ornamental, aunque finalmente se consiguiera también ese efecto.
   Aunque este testimonio es confuso y no queda claro qué partes del leño recubría el engaste de oro, parece desprenderse que, a modo de funda abierta, se extendía por el lomo o zonas laterales, por una porción mínima del anverso y por todo el reverso. Sin embargo, la visita de 1549 contradice la referencia anterior: "...esta engastonada [La Vera Cruz] en oro que la cubre por las esquinas e descubre por la hazes de fuera el palo...", de lo cual, se deduce que las dos caras ("hazes") de la Reliquia estaban al descubierto (exceptuando unas porciones mínimas que servirían para el ajustado y agarre de la chapa de oro), quedando tan sólo recubiertos los laterales, a modo de cerco o marco. En mi opinión, la representación iconográfica que contiene la ejecutoria de hidalguía de los Girón es una fiel representación de la Cruz con su primitivo engaste.

   En lo referente al estado de conservación, no difiere en nada a lo aportado en 1536: "...y esta quebrado el palo por muchas partes por la antigüedad del tienpo". Desconocemos, por tanto, si el engaste frenó o palió el progresivo deterioro de la Vera Cruz, aunque referencias posteriores reflejan los daños y desperfectos que se producían del mal uso de la Reliquia, especialmente en las exhibiciones públicas. (Fernández García, 2006).

   Este engaste permanecería inalterado hasta los años 1611 y 1612, en que el Concejo, como único patrono de la Reliquia, movido por la experiencia y por un afán de preservación de la Santa Cruz, ordenó que se recubriera con unas vidrieras y una reja de oro. No sabemos si las vidrieras se colocaron tan solo en el anverso de la Cruz, o si por el contrario se colocaron en ambas caras. En todo caso, depende de una cuestión que hemos planteado con anterioridad: ¿el primitivo engaste recubría el reverso de la Cruz? Es probable. Si así fuera, los viriles se colocarían en el anverso y sobre ellos se colocaría una reja de oro fijada mediante varios clavos al primitivo engaste. Si no fuera así, tal y como afirma Francisco Fernández, en el anverso se colocarían los viriles y en el reverso la reja de oro. (Fernández García, 2005 y 2006).
  
No encontramos nuevas referencias del estado de conservación de la Santa Vera Cruz hasta el traslado al nuevo relicario donado por el Duque de Montalto en 1711. Y es aquí, como veremos, donde surge, por partida doble, la controversia sobre la integridad del madero.

   Cuando los comisionados de la villa, junto con Martín de Cuenca Fernández Piñero, capellán de la Vera Cruz, y el platero Pedro de Iturri, desclavaron un brazo de la Santa Cruz, para proceder a su examen con objeto de trasladarla al nuevo relicario donado por duque de Montalto, “…se uio dicho barzo desunido y separado del árbol del Santo Madero (que pareze ser dicha separazion antigua) de cuyo echo cayo de dicha Santissima Cruz en los corporales y papel sobre que esta una particula pequeña y auiendo mirado y reconozido con grande atención y venerazion la Madera del brazo separado se halla estar conserbada y atendiendo al árbol y parte de brazo que arrima a el del diuidido se reconoce estar mobible aquella parte…” (Pozo Martinez, Fernández García, Marín Ruiz de assín, 2000).

   Para evitar un mayor deterioro cejaron en su empeño de examinar la Vera Cruz, pero el concejo, tal vez temeroso de desairar al duque y con interés de retener tan generosa dádiva, persistió en su empeño de trasladar la Cruz al nuevo relicario. Para ello se requirió la presencia de un nuevo platero, al parecer, el más experimentado en su oficio, o tal vez el más servil al cabildo. Sea como fuere, una vez sacada la Cruz vieron que estaba “entera en el todo y sin cosa alguna, mui coneruada y yncorructa”. Lo que no deja de ser sorprendente, cuando tan solo dos días antes, sin llegar a examinar la Cruz entera, se dieron cuenta que, al menos, un brazo estaba desunido del tronco, y cuando sabemos documentalmente que la Cruz se encontraba fragmentada, como mínimo, desde el siglo XVI. Debemos matizar una cosa: es posible que el escribano se refiera tan solo a que, incluso desunida, se encontraban todas las piezas.

   Pero no deja de ser más extraño que el propio Martín de Cuenca, que se encontraba presente en las dos aperturas del relicario, manifestara apenas diez años después que, viendo la Cruz fuera de su engaste, se componía de cinco trozos: “y vimos esta divina Cruz fuera de ambos engastes, y compuesta de cinco pedazos con diversas gotas de sangre en ellos, que vno, y otro lo miramos con toda distinción, y claridad...” (Martín de Cuenca, 1722).

   Casi nada más hasta finales del siglo XIX, en que Quintín Bas, en un relato que raya lo esperpéntico cuando manifiesta que la Cruz fue dividida para asegurar el engaste, nos dice que la Cruz estaba dividida en ocho fragmentos. El deterioro de la Cruz había ido en aumento: “consta de ocho piezas, y son: dos crucecitas en los centros de asta y brazos: dos piezas forman los extremos del asta, y otras cuatro el remate de los brazos ó traversas. Parece que, siendo en su origen este Santo Madero una sola pieza, fué luego dividida en esos ocho fragmentos, para garantizar mejor la solidez y regularidad del engaste ó chapeado que lo recubre. El platero dice que ha tenido que efectuar esos cortes con igual fin en otras que ha construido; V. gr., la que este pueblo regaló á doña Isabel II.”

FORMA Y COLOR DE LA VERA CRUZ DE CARAVACA

La Cruz de Caravaca, como todo el mundo sabe, es un Lignum Crucis, es decir, un leño cruciforme de doble traversa perteneciente al madero en que según la tradición cristiana fue crucificado Jesucristo. Un Lignum Crucis, como decíamos, que tradicionalmente ha sido embutido en engastes y relicarios para, primero, preservarlo del deterioro ocasionado por el uso continuo y prolongado a que se ha visto sujeto y, después, para su mayor honra y lucimiento. Hasta tal punto ha llegado la asociación entre el madero y su relicario que a algunas personas, hoy día, les resulta imposible diferenciar entre continente y contenido. Todo el mundo conoce el relicario, al menos el actual, pero, ¿y el Lignum Crucis?

   El tamaño es conocido, principalmente por las descripciones que los antiguos historiadores caravaqueños nos han legado. Veamos que nos dicen:

   "Tiene de largo la Santissima Cruz de diez partes de vna quarta de nuestra vara vsual las ocho; los braços largos de abaxo quatro partes y media: y los de arriba tres partes, y de gruesso poco mas de media parte." (Robles Corbalán, 1615). La equivalencia, según Gregorio Sánchez Romero, sería 16,72 cm de largo; 6,27 cm la traversa superior; 9,40 la inferior y alrededor de 1,75 cm. de anchura (Sánchez Romero, 2001).

   Sigue un prolongado silencio documental hasta el pequeño opúsculo publicado por el profesor Quintín Bas, como respuesta a las conocidas críticas de la Real Academia de la Historia con motivo de la publicación de su primer trabajo sobre la historia de la Vera Cruz. Según Bas, las medidas aproximadas del madero eran las siguientes: 17 centímetros de altura; 9,5 centímetros el travesaño mayor y 6,5 el menor (Bas y Martínez, 1887). Medidas que no difieren en exceso de las ofrecidas por Corbalán.
  
En lo referente al color, Corbalán dice lo que sigue: “es como de canela clara…”; mientras que Bas, en su obra arriba reseñada, señala que “el sagrado Madero tiene á la superficie un color castaño; en los puntos desgastados por el contacto de cruces, se vé un color semejante al boj”. De todos modos, la apreciación del color no deja de ser algo subjetivo, aunque, sin duda, nos sirve como aproximación.

   Resulta, no obstante, más complicado precisar con entera exactitud si la Vera Cruz tenía los característicos remates lobulados reflejados en las representaciones iconográficas que se conservan a partir del primer tercio del siglo XVI. Según ha demostrado Diego Marín, mediante el estudio de la impronta dejada por la pieza donde se encajaba la Cruz en la arqueta de plata donada por el maestre Lorenzo Suárez de Figueroa, esas “pirámides truncadas y ensanches de formas semicirculares” no estaban presentes en el Lignum Crucis, teniendo, por tanto, unas terminaciones rectilíneas que concuerdan precisamente con la representación más antigua conservada de la Reliquia, la cual curiosamente se conserva en la arqueta de plata mencionada. (Marín Ruiz de Assín, 2004). Estas terminaciones, añade Diego Marín, podrían ser propias del primer engaste que tuvo la Vera Cruz, como veremos más detenidamente.

   Robles Corbalán parece insinuar con vagas palabras, cuando justifica la manufactura angelical de la Cruz aducida por Bleda, que estas curiosas terminaciones están presentes en la Vera Cruz.

   Pero es probable que el propio Corbalán no viera jamás las terminaciones reales de la Cruz, pues estas se encontraban recubiertas, como veremos, por un engaste de Oro, aunque, al parecer, las representaciones iconográficas que aparecen en la obra del citado capellán, según manifiesta el propio autor, son fieles representaciones de la Reliquia. En las dos que contiene la obra podemos observar el madero o Lignum Crucis y una fina capa, en blanco, que tal vez pudiera representar el engaste de oro que guarnecía la Vera Cruz. En estas dos representaciones se observa el madero con las características, y tan mencionadas, terminaciones lobuladas.

   Otro elemento de controversia: “…la figura idéntica á la del armazón ó engaste; brazos y asta son superficies planas, con los airosos remates á los extremos". Esto es lo que nos dice Quintín Bas en 1887. En cualquier caso, mi particular opinión, que dudo pueda interesar a nadie, es que la Cruz no tenía esos airosas remates a los extremos.

   A pesar de estos pequeños datos esbozados, siguen siendo mucho los aspectos que desconocemos de la Cruz, verbigracia, el tipo de madera que la compone (Chacón, por supuesto sin fundamento alguno, dice que la Cruz de Cristo podría ser de roble o encina): la manufactura (¿estaba hecha de una sola pieza o de varias?); la forma, etc.

jueves, 17 de marzo de 2011

Oración contra VICIOS

Oración contra VICIOS
Esta oración se reza para alejar vicios y adicciones ya sea juegos compulsivos, adictos al internet, alcoholismo, drogas y todo tipo de mal hábito que lleva a la persona a la ruina física, moral y espiritual.
Hay que besar la Cruz con devoción y decir:

” ¡Oh Dios y Padre Nuestro, Señor Jesucristo!
Invocamos vuestro santo  Nombre y humildemente suplicamos
a vuestra clemencia que por la intercesión de la Inmaculada
siempre Virgen María, Madre de Dios y por la de San Miguel Arcángel,
de San José esposo de la misma bienaventurada Virgen de los
Santos Apóstoles, San Pedro y San Pablo o de todos los Santos
os dignéis a prestarnos vuestro auxilio contra Satanás y todo
los demás espíritus inmundos que, para ruina del género humano
y perdición de las almas, andan esparcidos por la Tierra tentándonos
y corrompiéndonos.
Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor, Amén”.

Oración para mejorar la Vista.

Oración para mejorar la Vista.

Poner la cruz Caravaca en cada ojo y decir:
” Nube, nube, de sangre y agua formada, en hora y gloria de la Santísima Trinidad ( hacer la señal de la cruz ), que sea prontamente curado.”
Oración de la Virgen para pedir un Deseo.
Tomar la cruz de Caravaca, pararse frente a la imagen de la Virgen y decir con mucha fe:
” Glorifica mi alma al Señor. Y mi espíritu está transportado de gozo en el Dios Salvador mío.
Porque ha puesto sus ojos en la bajeza de su esclava, por tanto yo desde ahora me llamarán  bienaventurada todas las generaciones. Porque he hecho en mí cosas grandes el Todopoderoso cuyo nombre es santo. Y cuya misericordia se extiende, de generación en generación, a todos los que le temen.
Dio muestras grandes del sublime poder de su brazo, deshabarató los proyectos que allá en su corazón meditaron los soberbios, Derribó el trono a los poderosos y ensalzó a los humildes. Colmó de bienes a los menesterosos hambrientos, y a los ricos los despidió sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia.
Según lo prometió a Nuestros Padres, a Abraham y a sus descendientes, por los siglos de los siglos.
Por tu inmensa piedad, te pido junto a la Virgen Inmaculada que ………. (pedir deseo), amén”.

Para Liberarse de Enemigos:


Para Liberarse de Enemigos:
Para este ritual necesitará la cruz de Caravaca y 9 limones.
A la medianoche se enciende un fuego durante 9 días, quemando cada día un limón. Una vez quemado se lo tira al fuego sin tomarlo (usar pinzas). Al arrogarlo decir:
” Dios y Señor mío, acuérdate de mí y devuélveme las antiguas fuerzas para que yo pueda vengarme de mis enemigos. Limón, has de saber que ningún mago puede contra mí ( nombrarse ), porque el rey Saday es el mágico conjurado desde el fondo de Anereoraene, pues en todo ésos puede pedir homenaje”.

Oración para Sanar Dolores:

Oración para Sanar Dolores:
Este ritual sirve para mejorar males de estómago y del intestino. Hay que hacer 9 cruces sobre el ombligo del enfermo, mientras se dice este texto en catalán marcado con cruces:
” + Ostevun + Ostesa + Malebit + Banyat + Amb poca palla + mal de ventre + ves ten’n D’ aquí aviat + que Deu t’ ho mana + “.

Para Liberarse de Enemigos:
Para este ritual necesitará la cruz de Caravaca y 9 limones.
A la medianoche se enciende un fuego durante 9 días, quemando cada día un limón. Una vez quemado se lo tira al fuego sin tomarlo (usar pinzas). Al arrogarlo decir:
” Dios y Señor mío, acuérdate de mí y devuélveme las antiguas fuerzas para que yo pueda vengarme de mis enemigos. Limón, has de saber que ningún mago puede contra mí ( nombrarse ), porque el rey Saday es el mágico conjurado desde el fondo de Anereoraene, pues en todo ésos puede pedir homenaje”.

pURIFICAR LA CRUZ DE CARAVACA

Debemos tener en cuenta que se trata de un objeto, que fue adquirido en un local comercial o lo recibió de regalo, en esos casos antes de usar la cruz como objeto personal conviene hacer un ritual para purificarla. También puede suceder que haya perdido fuerzas con el tiempo. Las causas pueden ser muchas, descuido, desuso, mudanzas, que haya estado al contacto de otras personas etc.
En cualquier de estos casos antes de recibir su ayuda deberá de bendecirla y devolverle su fuerza original.
Primer paso:  Suplica a Santa Ana.
Es recargar la cruz, es decir, elevar una oración a la Madre de la Virgen María. Para rezar, sostenga la cruz en su mano derecha cerrando el puño con la cruz sobre su pecho cerca del corazón y decir lo siguiente:
” Ana, Ana, Madre de la Santa Madre, Abuela del Divino Niño,
al igual que la luz que en Belén se mostró a los santos de corazón,
te pido que intervengas.
Que por tu intermedio, el Señor pose su mirada sobre esta
Santa Cruz, y me brinde amparo.
Que la luz de tu Santo Nieto
ilumine mi corazón. Que así sea.”
Cuando finalice la oración encienda dos velas blancas y ponga la cruz al medio de las dos velas y dejar hasta que se consuman totalmente. Luego retire la cruz, que ya estará lista para la segunda parte del ritual.
2 Paso: Bendición casera para Recargar la Cruz
Un paso fundamental para potenciar el poder de los símbolos sagrados es la Bendición.
Para ello, solo se necesitará agua bendita y su cruz.
Trabaje en una mesa despejada, ponga al centro la Cruz de Caravaca, se debe quedar recostada sobre una de sus caras. Tome el agua bendita, moje un dedo de su mano derecha y trace un círculo alrededor de la cruz. Dibuje la circunferencia en sentido horario ( a igual dirección que las agujas del reloj). Concentre sus pensamientos, cuando el círculo de agua se haya secado, debe de dar vuelta la cruz, para que la otra cara quede a la vista. Vuelva a trazar el círculo protector de agua bendita. cuando se haya secado diga lo siguiente:
” Agua Santa,
que ahuyentas el mal
y todo lo transformas en Bien,
devuélvele a mi cruz,
su pureza original, para que brille
sobre mi corazón como una estrellas de bondad. Así sea”
A continuación persígnese y retire la cruz de la mesa.
3 Paso: Carga Energética con Humo Sagrado.
La última parte del ritual es la carga energética. Para ello deberá emplear humo. Este tipo de ceremonia forma parte de los ritos religiosos de todo el mundo. El humo que asciende, establece un canal que nos conecta con la Divinidad.
Para que su Cruz de Caravaca esté en contacto con Dios, realice el siguiente ritual:
Necesitará:
- 3 cucharadas de incienso en polvo, 6 cucharadas de mirra en polvo, un incensario (o fuente) de barro, bronce o cobre, un trozo de genero lino o algodón blanco.
Procedimiento:
Envuelva su Cruz en el trozo de tela blanco y asegure la tela con hilo para que no se deslice. Luego lleve todos los elementos del ritual a la habitación donde quiera trabajar.
Coloque el incienso, la mirra en el incensario (o fuente) y encienda con fosforo. Cuando comience a salir humo, tome la cruz siempre cubierta con el paño blanco, y colóquela de tal manera que el humo la envuelva. Deje que su objeto sagrado se ahúme por lo menos unos 10 minutos.
Luego, desenvuélvela y apague el incensario. A partir de ese momento, el poder de su cruz estará en su punto máximo.

Consejo: Si para usted la Cruz de Caravaca es su símbolo personal, llévela siempre consigo. En el caso de que utilice la cruz para protección de hogar, no la cambie de lugar, déjela siempre en un mismo sitio.
La cruz de Caravaca es considerada un amuleto contra toda clase de desgracias, un objeto que enlaza lo místico con lo mágico y que disfruta de gran devoción en todo el mundo.
Existen cientos de oraciones a la cruz de Caravaca. Para realizarlas es necesario tener mucha fe y tener una cruz de Caravaca.

DIFUCION DE LA CRUZ DE CARAVACA

DIFUSIÓN DE LA CRUZ DE CARAVACA.
Hacia 1.243-1.244 las tierras de Caravaca se incorporaron al reino de Castilla y la ciudad se constituyó en un baylía de la Orden del Temple, quienes se encargaban de la custodia de la Cruz, la fortaleza y la Villa.
Todo lo anterior contribuyó desde el primer momento a la difusión de la Cruz. Caravaca fue tierra de frontera con el Reino Musulmán de Granada durante unos 250 años. Años de cabalgadas de moros y cristianos que dieron origen a los primeros milagros atribuidos a la Cruz de Caravaca según nos narran los historiadores locales, unido a una invocación permanente de la reliquia ante cualquier invasión musulmana o situación de peligro ya fuera humana o proveniente de la naturaleza. Como consecuencia de lo anterior, y por su contacto con lo sagrado (el cuerpo de Cristo crucificado) la Cruz adquiere connotación de protectora. Es la reliquia divina que protege en tierra de frontera contra el infiel, y poco a poco contra todo peligro que amenace. Empiezan a proliferar las narraciones milagrosas que las mentes de la época atribuyen a la Santa Reliquia. 
 

Muchos liberados del cautiverio acudían agradecidos al castillo a depositar sus cadenas, como exvotos; a la capilla de la fortaleza, existiendo una pequeña hospedería-hospital para atenderlos. Fue el inicio de una costumbre de peregrinar hasta la Cruz de Caravaca que aún hoy se mantiene.
Tras la desaparición de la orden del Temple, la ciudad y por tanto el castillo con la Cruz de Caravaca pasó a ser custodiada por la Orden de Santiago. La Cruz de Caravaca y su significado sigue difundiéndose y su fama se hace más grande. Pronto se conoce en Castilla, Levante, Cataluña, Aragón y Jaén. La relación de baylías templarias primero y la de encomiendas santiaguistas más tarde contribuyeron a su difusión.Ya en el siglo XIV la fama de la Cruz de Caravaca se extendió por toda Andalucía y la Mancha. Siglos más tarde, y tras la desaparición de la Orden de Santiago como Orden Militar, la custodia de la reliquia paso a ser del Capellán que habitaba en el castillo e incluso a mediados de la presente centuria una pequeña comunidad de Padres Claretianos que moraban en el castillo cumplieron esta función. En la actualidad es un Capellán quién ejerce esta importante función apoyado en su labor por la Real e Ilustre Cofradía de la Stma. y Vera Cruz.    

martes, 22 de febrero de 2011

HISTORIA

Esta cruz sagrada lleva el nombre de una ciudad española de la provincia de Murcia (España): consta de cuatro brazos y es conservada en la iglesia de la Santísima Cruz de esta ciudad.


Según la tradición, deseando el rey moro Ceyt-Abuseit y sus vasallos, presenciar una misa católica, comisionaros su celebración a un sacerdote que olvido traer la cruz; Entonces, milagrosamente, apareció la que hoy se venera.
Este suceso ocurrió el 3 de mayo de 1232 y ocasiono que todos los moros presentes se convirtieran al cristianismo.
La Cruz se guarda en una caja de oro y pedrería y existe una cofradía que se encarga de su custodia y culto.




Pero lo más importante en este momento es el hecho comprobado ciento por ciento y si no me equivoco miles de personas lo han afirmado, que el simple hecho de tener en su poder esta maravillosa cruz, les han ayudado a cambiar su vida.

Oración de la Virgen para pedir un Deseo.

Oración de la Virgen para pedir un Deseo.
Tomar la cruz de Caravaca, pararse frente a la imagen de la Virgen y decir con mucha fe:
 
" Glorifica mi alma al Señor. Y mi espíritu está transportado de gozo en el Dios Salvador mio.
Porque ha puesto sus ojos en la bajeza de su esclava, por tanto yo desde ahora me llamarán  bienaventurada todas las generaciones. Porque he hecho en mí cosas grandes el Todopoderoso cuyo nombre es santo. Y cuya misericordia se extiende, de generación en generación, a todos los que le temen.
Dio muestras grandes del sublime poder de su brazo, deshabarató los proyectos que allá en su corazón meditaron los soberbios, Derribó el trono a los poderososy ensalzó a los humildes. Colmó de bienes a kis menesterosos hambrientos, y a los ricos los despidió sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia.
Según lo prometió a Nuestros Padres, a Abraham y a sus descendientes, por los siglos de los siglos.
Por tu inmensa piedad, te pido junto a la Virgen Inmculada que .......... (pedir deseo), amén".

lunes, 21 de febrero de 2011

CRUZ DE CARAVACA.

- Oracion de La Cruz de Caravaca :

tarot-amigo¡Santa Cruz de Caravaca!

A tu poder me acojo,

Por mi Abogada te escojo,

Y si tu fuerza me saca

De la pena que hoy me ataca,

Te traigo en pena y señal

Incienso, mirra y copal,

Y con alma limpia y pura

Una pequeña figura

De mi persona en metal.
Cruz bendita y soberana

Que obras tantas maravillas,

Te alabo en frases sencillas

Cada dia de la semana;

Mi alabanza nunca es vana,

Pues ya no cabe ni duda,

Que al mundo tu fuerza escuda

Y a quien rendido te nombra,

Lo cobijas con la sombra

De tu poderosa ayuda.